lunes, 10 de octubre de 2011

La organización revela el ánima complexus


La organización como todo sistema complejo y vinculado a estados emocionales concomitantes, como totalidad compleja, autopoiética, con sinergia en sus integrantes y equipos, atraviesan -como lo es en el ser humano- etapas normativas y paranormativas, cuestión que si es posible identificarlas para que nos permitan tomar cartas en el asunto con el objeto de desarrollar recursos alrededor de la temática. Los equipos también perciben como lo hacen los líderes: los patrones se influencian y se refuerzan circularmente, esta caracterización no como verdad absoluta pero sí como una variable importante, muestra que los managers y los directivos afectan a sus equipos, tal cual se observa en los entrenadores de equipos de fútbol.


No proceso lo siguiente, y aunque no niego que si me he reído a carcajadas, sin embargo, tengo mis dudas porque hay variedades de lo mismo que se aplican cotidianamente:






No podemos transformar a otros, aunque podemos actuar como impulsores de esa motivación que potencia las capacidades que toda persona tiene. Considero que una forma es la de generar auto-consciencia en el desarrollo de la visión personal, ésta a su vez cataliza herramientas importantes para cooperar en la dinámica organizacional, aspecto subyacente en nuestras ánimas.


Plantear una visión personal, no implica en ningún momento desconocer las acciones desarrolladas ya en las personas, más bien, al necesitarse de acciones concretas y al estar ya en marcha, éstas pueden ser satisfechas con las acciones organizacionales, lo que posibilita un estar consciente, en que el ser humano conforme avanza en su dinámica de vida y acorde con el avance de la sociedad y de la misma empresa, adquiere nuevos significados que también mueven necesidades personales, familiares, así como organizacionales, hacia un buen vivir que va variando de década en década.


Dentro de los aprendizajes y el contexto organizacional, se vuelve importante crear acciones y resultados deseados a través de ambientes potenciadores y saludables, generando diálogos que consideren procesos psicológicos complejos además de propiciar un aprendizaje, o propiciar un cambio del “observador” que conlleve a una nueva forma de mirar sus propios aspectos cognitivos, es decir: percibir, percibir-se desde los equipos y el contexto organizacional, así como del familiar para comprender y comprenderse (cibernética de segundo orden).




Si se plantea el aquí y ahora observando debilidades que todos tenemos, seguro vendrá tarde o temprano una praxis desmoralizante que parte del sentido de cómo me están o estoy percibiendo, y que afecta necesariamente a las actividades que realizo, probablemente genere detención puesto que no veo algo mejor, y no soy ese alguien (punto de orden: nunca soy la sombra, soy más). Con lo antes dicho, es necesario mirarse desde la luz, mirarme empoderado y percibirme en los sentimientos concomitantes que lo generan, en el caso del líder, una muy buena acción, es que perciba los procesos de aprendizaje y los de cambio que se están dando versus las acciones que se posponen, y que pueden entenderse por falta de compromiso al cambio, pero por otro lado y muy importante por falta de ese momento de percibir y percibir-se trascendente que seguramente genera un cambio de enfoque, y en la observación, genera un cambio hacia la competencia: “saber hacer”, que concreta a la acción específica, competencia: “hacer”. Un proceso de cambio que se auto-influye y que no concluye cuando se "es".


Al situarme en este presente-futuro, cercano-deseable, identifico herramientas que tengo y que necesito, en esta posición genero un marco epistémico que me permite moverme desde la fortaleza y el empoderamiento, una elección consumada que mantiene foco y energía, que genera acciones necesarias a nivel social, físico, espiritual y psicológico, de entre otras posibilidades, y que refuerza el compromiso. Este episteme permite prevenir creencias que inmovilizan, historias y experiencias que no fomentan el crecimiento, juicios negativos entre otros factores desmotivantes.



La reflexión del poder de cambio que si existe en todos nosotros, realidad que se rebela contra la taxonomía psiquiátrica, que plantea muchas veces una ontología de trastorno sin regreso (cuestión delicada para procesarla con pinzas) puede ser reforzada con el planteamiento del "efecto pigmalión"  que implica proyectar en el otro lo que queremos ver, comunicar armónicas expectativas realistas, en definitiva propiciar a que las personas confíen en sus propias capacidades, creyendo en la gente. En PNL se considera que es importante cómo habla la mente ya que el cerebro no distingue lo real de lo irreal y entonces solo ejecuta lo que se le propone; en definitiva si CREES entonces PUEDES, postura compartida por la física cuántica cuando decido en un mundo de posibilidades.


Tener claro mi visión personal de lo que soy en el presente-futuro, es tener claro quien soy en el devenir, es tener poder en el cómo hago las acciones, y decisión en el cómo me siento al hacerlo, lo que redunda en el proceso de percibir mis pensamientos que meta-crean mi realidad en una autopoiesis sistémica de los aspectos señalados del cual somos protagónicos. Es en esta socialización que los equipos y grupos generan y solventan compromisos que mantienen foco y energía, sinergia y cambio, que se concretan en acciones eficientes que a la larga mantienen la productividad de la empresa y de la persona.



Como Aristóteles lo planteó:
“somos lo que hacemos constantemente. La excelencia, pues, no es una acción, es un hábito”.

Fácil decirlo, pero ¿hacerlo?